2 ESCUELA Núm. 3.936 8 de marzo de 2012
Bocados de salud
120 alumnos de 3º de ESO del Instituto Las
Encinas de Valencina de la
Concepción, aprenden hábitos de alimentación saludable con un
programa de talleres prácticos de la Delegación de Salud
Hacer la
compra, cocinar o incluso editar un libro de recetas saludables antes de
cumplir los 15 años. Los 120 alumnos de 3º de ESO del Instituto Las Encinas de
Valencina de la Concepción
ya son capaces de convertirse en el hijo perfecto. Y lo son gracias a un ciclo
de talleres que la
Delegación de Salud está realizando a lo largo de este curso
para fomentar hábitos saludables en los adolescentes de El Aljarafe.
La idea surgió cuando a la bromatóloga
–especialista en alimentos– del Distrito Sanitario El Aljarafe, Susana Ferrer
Bas, estaba estudiando un curso de experto en promoción de salud en la Escuela Andaluza
de Salud Pública. “Se me ocurrió diseñar el proyecto final sobre un tema de
alimentación y prevención de obesidad en adolescentes. Quería trabajar con un equipo
multidisciplinar para compartir mis conocimientos con otros compañeros de mi
Distrito Sanitario”, explica esta especialista, que es la encargada de impartir
dos de los tres talleres.
Aprovechando que conocía al director del
Instituto Las Encinas, Rufino de los Reyes, le explicó el proyecto y le
encantó, así que decidieron ponerlo en marcha para este curso con la
colaboración de Carmen Conejero, jefa de actividades extraescolares. A la vez
buscaron una serie de empresas colaboradoras que les cedieran alimentos,
premios, camisetas, edición de libro de recetas, etc., e instalaciones para
realizar los talleres. Entre otros, convencieron a Carrefour, el Centro de día
Virgen de la Estrella,
el Ayuntamiento de Valencina de la Concepción y Guadalinfo de Valencina de la Concepción.
“La idea era trabajar sobre un problema
importante en salud pública en adolescentes. Al estudiar los datos de obesidad
nos revelaron un porcentaje muy alto de este colectivo en nuestra comunidad y
por eso nos pareció una buen proyecto para realizar en nuestra Zona Básica de
Salud”, asegura Susana Ferrer Bas.
Las tres actividades van enfocadas a que
los alumnos prendan la importancia de
comer saludablemente y realizar ejercicio físico, según explican desde la Consejería de Salud en
una nota de prensa. Los completan con concursos, cestas de frutas y la edición
de un libro de recetas. Además un grupo control estudiará la eficacia de los
talleres y si han servido para modificar hábitos de los estudiantes.
El
ciclo, eminentemente práctico, está compuesto de tres talleres: Alimentos y
Salud, Conservación y Manipulación de Alimentos, y Cocina saludable y ejercicio
físico. El primero de ellos, celebrado en enero, lo impartió la pediatra Ana Martínez
Rubio; los dos siguientes serán impartidos en abril y junio por Susana
Fernández Bas, quien cuenta que la primera experiencia ha sido muy positiva:
“La pediatra ni siquiera pudo terminar lo que había preparado porque los
alumnos no paraban de preguntar, estaban muy interesados”.
Los tres concursos que completan los
talleres consisten en proponer un libro de recetas saludables –el ganador se
editará –, en el diseño de un eslogan y de un logotipo, que será impreso en
camisetas, además de actividades como las cestas de frutas. Consiste en colocar
dos grandes cestos con frutas en la entrada del edificio y cafetería e
instituto. Los estudiantes que van
llegando podrán escoger una de ellas y comérsela en el recreo para que se
familiaricen con su consumo.
Para comprobar si el programa resulta efectivo,
unos días antes de comenzar el primer taller se entregó a los alumnos un
cuestionario sobre sus hábitos alimenticios y sus rutinas de actividad física,
y una encuesta sociodemográfica. Una vez finalizado el ciclo de talleres, se
volverán a repetir los cuestionarios para ver si se han modificado los
comportamientos de los adolescentes. Además, se ha establecido un ‘Grupo de
control’ en el instituto El Majuelo, en Gines para que, si se observan cambios
en los hábitos de los alumnos, se determine si se deben o no a la asistencia a
estos talleres.
Este primer año, los talleres han sido
realizados por personal del SAS, además de la doctora Martínez Rubio y la
bromatóloga, quienes han contado con un equipo de investigadores en el que
también hay un médico generalista, Vicente Rodríguez Pappalardo, y otra
pediatra, María José Moreno Valera. Pero la idea es formar a los docentes para que
ellos lo hagan el año siguiente y poder llevar el proyecto a un nuevo instituto.
“El próximo año queremos hacerlo en otro municipio y repetir en el actual, y
así sucesivamente ir ampliando el número de centros de intervención y los
municipios implicados”, aclara la bromatóloga.
Para que la formación sea más atractiva a
los chavales, el equipo ha apostado por hacerla eminentemente práctica
potenciando la participación del alumnado mediante dinámicas de grupo, trabajos
individuales y exposiciones en grupo. “Pretendemos que esta actividad no quede
reducida a una intervención puntual y por eso se analizarán las prácticas habituales
de alimentos y actividad física en estos grupos mediante encuestas Kidmed y un
recordatorio de 24 horas”, cuenta la bromatóloga.
Este programa se incluye dentro del Plan
para la Promoción
de la Actividad
Física y la Alimentación Equilibrada
de la Consejería
de Salud, que pretende abordar conductas para prevenir enfermedades como la
diabetes, las cardiopatías, la obesidad o algunos tipos de cáncer. “Dado los
datos tan alarmantes de la obesidad en adolescentes en nuestra comunidad,
consideramos de vital importancia dar formación adecuada y de calidad a este
colectivo para conseguir modificar conductas y hábitos, y mejorar la salud”.
Ferrer Bas defiende así la importancia de estos talleres y añade: “Esperamos
que este proyecto pueda contribuir de forma efectiva a la mejora de la
alimentación saludable y equilibrada y de la prevención de la obesidad infarto juvenil,
que es el aspecto clave para frenar el avance de este problema de salud”.
Aunque aún no pueden evaluar la eficacia
de los talleres, la intención es que haya un seguimiento posterior para valorar la eficacia.
Pero relata que al finalizar el primer taller muchos alumnos se acercaron a
ellas: “Nos decían que se habían dado cuenta de lo mal que comían y que querían
cambiar su dieta e introducir ejercicio físico”, recuerda. “Queremos repetir la
intervención en cursos sucesivos y en otros centros. Los resultados de la
evaluación de la experiencia pueden aportar datos que enriquezcan el panorama actual
de intervención para la prevención de la obesidad”, explicó la especialista.